Silencio ahogado en verbo

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En medio del sonido espasmódico desde el recóndito nido de los deseos, asoma fragmentada la atmósfera estival anárquica, inmersa en las burbujas más densas de aliento embrujado. Ha sonado el silencio desgarrado, conmoviendo el dolor estrujado que se envuelve en su estupor, es el coraje que destripa el eco. Silencios arqueados fluyen filudos aleteando balbuceantes el cuerpo disipado en cicatrices tatuadas por la ignominia de la soledad humana.

El foro se aliena bajo el eterno mutis. Los colores suenan y se sueñan encaramados en el pulpito sonoro que vigila a los desheredados. Los murmullos raspan indolentes la muda acuarela en la que descansa el paisaje atolondrado por el endeble muro que lo sostiene. Hijos del sonido del beso que se desmoronó con el golpe de la primera piedra que flageló nuestro tejado. Alumbran sin sombra las torcidas y ásperas mañanas del mutismo que aflora oportuno.

Notas melódicas se postran en silencio para descubrir la algarabía que desborda la agonía pendular, entre suspiros, bramante amante aquel, que perturba su rencor azotando el atribulado bullicio del silencio que clama en su ronco grito los versos épicos que con el polvo del viento se avecinan. Lamento puro recitado en el pesado pentagrama que guía el verbo. Soslaya las diatribas que me cercan, que omiten la densa vibración del pánico que solloza en mi curul.

El campanario del pueblo ahuyenta a la cigüeña, vuelan escarmentadas las penas templando el rencor de su aleteo con los metálicos sonidos. Gaseosos deseos de cartón se hacen palabra y voz, mensaje y abyección. El silencio de la soledad acompaña los latidos incesantes por los que transita la sangre. Estima y unción bordan de colores puros pero alegres el polvo de la noche. Lamentos que vociferan aciagos desde la lágrima que silencia nuestros actos.

UIO April 2015

Actualizado en San Salvador el 13 de octubre de 2023