La Fiebre

En la hora de la calamidad añoré tu olor, la penumbra ofuscó mi semblante, abrumando el aire oscuro en mi mirada obtusa que de sudor latía. He padecido una noche amarga sin tenerte cerca, indolente reinaba la fiebre intentando alcanzar la cúspide del dolor que adormecía mi atónita agonía.